SUEÑOS SECUESTRADOS de Gonzalo Merino

El grupo de enriquecimiento de 1º de la ESO de nuestro colegio está trabajando durante este curso en la redacción de diferentes relatos.
Publicamos hoy en el blog el primero que nos llega: es de Gonzalo Merino, alumno muy activo en nuestro blog y en nuestra biblioteca. Disfrutadlo.


SUEÑOS SECUESTRADOS



Y allí estaba yo una fría tarde de febrero contándole a mi hijo la historia de cuando era pequeñito. Y empecé así:
Yo era un niño muy canijillo y tenía unos ojos siempre abiertos como platos que eran de color naranja con una extraña peca cerca de la pupila. Siempre estaba sucio ya que vivía encerrado en una casa gigantesca y tenebrosa con unos grandes portones de madera que solo se podían abrir con las llaves que tenían sus padres, unos padres malvados y despreciables que no le dejaban ir a la escuela, ni salir a jugar con sus amigos, ni nada que hicieran los otros niños de su ciudad, Perm. Este niño solo limpiaba y limpiaba la enorme casa que nunca acababa de limpiar ya que cuando había acabado con el sótano el ático volvía a estar sucio. Sus padres lo único que hacían era comer y dormir. Nick comía una sola vez al día, a la hora de cenar, y, por eso, era por lo que el niño estaba tan delgado. Lo malo de Perm, a pesar de ser una ciudad preciosa, era una ciudad casi sin leyes y las pocas que tenía no eran cumplidas. Eso era un problema ya que la ley no obligaba a que los niños estuvieran escolarizados.
Nick tenía un deseo muy especial que no eran las cosas que desearía un niño normal y corriente, sino que su deseo era poder ir a la escuela y aprender como todos los niños. A Nick le torturaban dos cosas que eran que no podía salir de casa y que su cuarto tenía un enorme ventanal por el que podía ver el patio de la escuela y oír cómo los niños se quejaban del colegio y de estudiar.
Nick pasaba el día limpiando la enorme casa en la que estaba encerrado, por la noche siempre bajaba a tirar la basura y un día cuando bajó a ello se encontró con un niño que vivía en una casa cercana a la suya y vivía en una situación parecida. Se llamaba Peter, y no es que sus padres le tuvieran encerrado sino que le tenían secuestrado unos sicópatas. Os preguntaréis por qué no se escapaban cuando bajaban y veréis, el cubo de la basura se encontraba en la parte de atrás de sus casas y sus padres y los secuestradores les vigilaban. Un día que coincidieron al tirar la basura le vieron los padres y le prohibieron ver a ese niño más.
El día después de esto Nick, cuando iba a tirar la basura vio una carta escrita por Peter, como no sabía leer no pudo saber su contenido pero estaba seguro de que aquel niño que conoció tirando la basura le iba a ayudar. Nick no sabía cómo podría seguir en contacto con ese niño así que poco a poco se le fue olvidando.
Al cabo de dos meses, cuando Nick se disponía a limpiar aquel desván oscuro, enterrado en las profundidades de la casa, tropezó con una tablilla del suelo levantada. Nick sintió curiosidad y no se
conformó con volver a poner la tablilla en el suelo sino que la levantó y se dio cuenta de que las tablillas de alrededor también se movían así que empezó a retirarlas, cuando ya había quitado todas las que estaban sueltas observó tras la capa de polvo que la cubría el pomo con el que abrir esa trampilla. En vez de entrar por la trampilla como hubiera hecho cualquiera en esa situación lo que hizo fue esperar a la mañana siguiente ya que se acercaba la hora de cenar.
A la mañana siguiente, cuando Nick se despertó y se disponía a empezar a limpiar, bajó sigilosamente al desván. Cuando ya estaba allí quitó unas mantas que había puesto para cubrir la trampilla y limpió el polvo que había sobre ella. Solo había podido coger una pequeña linterna que encontró por la casa y un cuchillo que se guardó la noche anterior. Cuando abrió la trampilla salió una pequeña ráfaga de un viento helador. Una vez dentro del túnel que había tras la trampilla encendió la linterna para alumbrar aquel largo túnel que parecía interminable. Nick siguió avanzando por aquel sitio que cada vez le parecía más largo, pero justo cuando iba a tomar el camino de vuelta vio como entraba luz por una pequeña rendija que parecía una trampilla. Se acercó al lugar del que venía luz y vio que aquella rendija estaba cerrada por un pequeño candado.
A Nick le sorprendió porque: ¿qué podría haber tras aquella trampilla? Esto no le detuvo e intento abrir aquel candado con el cuchillo que había cogido. Estuvo mucho tiempo intentándolo y finalmente lo consiguió. Cuando ya estaba sin candado intentó abrirla pero no llegaba ya que se abría hacia arriba. De repente oyó pasos y cuando estaba a punto de echar a correr la trampilla se abrió… ¡era Peter! Los dos estaban muy sorprendidos y además acababan de descubrir la forma para poder verse. Como Nick llevaba ya mucho tiempo fuera de su casa y sus padres iban a sospechar, acordaron verse allí al día siguiente a las cuatro de la tarde ya que era la hora a la que los padres de Nick se echaban la siesta.
A las tres y media del día siguiente Nick partió de su casa para llegar al lugar de encuentro. Cuando Nick llegó allí se encontró a Peter, aunque casi no se conocían parecía que eran mejores amigos y probablemente fuera porque ninguno había conocido a ningún otro niño. Los niños se contaron cómo vivían el uno al otro. Peter pensó que Nick bajó al túnel porque había visto su carta así que Nick le explicó a Peter que no sabía leer ni escribir. A Peter le sorprendió mucho que Nick no supiera escribir, los días siguientes Peter lo estuvo dando vueltas y se dio cuenta de la gran injusticia que estaba viviendo Nick; es por ello por lo que al día siguiente le propuso a Nick trazar un plan de huída, Nick aceptó sin pensárselo dos veces. Aquella noche Nick no pudo dormir porque estuvo dando vueltas a la idea del plan toda la noche, no paró quieto pensando en que dentro de algunos días podría estar fuera de aquella terrible casa. A Nick no le inquietaba la idea de poder entrar en un centro de acogida ya que allí por lo menos no tendría que limpiar y limpiar, y podría comer tres veces al día.

Nick y Peter bajaron al túnel con la ilusión con la que un niño se levanta el día de reyes. Los dos estaban muy ilusionados con la idea del plan pero no tenían ni idea de cómo hacerlo. Cuando se encontraron los dos se pusieron a pensar y el único plan que se les ocurrió fue hacer otro túnel y pensaban que a algún sitio llegarían, pero pronto se dieron cuenta de que harían el túnel a ciegas sin saber lo que podían encontrar ni a donde iban a llegar. Como otra vez más se les había pasado el tiempo los dos tuvieron que volver a sus casas así que acordaron que al que se le ocurriera una idea dejara una marca en el cubo de la basura.
Fueron pasando días y los dos niños se torturaban pensando una idea así repetidamente hasta que una noche Peter se dio cuenta de que en las paredes de aquel túnel había unos hongos muy perjudiciales para la salud, sabía esto porque cuando era más pequeño los sicópatas que le tenían encerrado se las dieron, esto le provoco un muy intenso dolor en la tripa y unos fuertes dolores de cabeza, tan fuertes eran aquellos dolores que tuvieron que inyectarle morfina. Así que a la mañana siguiente, cuando Peter bajó a tirar la basura marcó una gran raya con una llave en el cubo de basura así que aquella noche cuando Nick bajó a tirar la basura y vio la raya, supo que a la mañana siguiente debería bajar al túnel para reunirse con Peter. Otra noche más Nick no pudo dormir pensando en cual podría ser el plan de Peter.
Otro día más, Nick bajó mucho más ilusionado al túnel. Cuando se encontraron Peter le contó su plan que consistía en triturar esas setas venenosas y echarlas en la comida de los padres y los secuestradores, de esta manera al cabo de unos días los secuestradores de ambos niños se encontrarían tan mal que no podrían ni levantarse de la cama así que los niños les cogerían las llaves, saldrían de las casas y se reunirían en el cubo de basura para ir a la policía. Cuando Peter acabó de contarle el plan se dispusieron a cortar algunas setas venenosas y luego las trituraron con una piedra y se las guardaron. En la cena de ese mismo día, antes de servirles la comida a los secuestradores echaron el polvo procedente de las setas en la comida.
Al cabo de varios días los secuestradores empezaron a sentirse muy mal, no podían ni levantarse de la cama pero aún así los niños decidieron esperar un poco más por si acaso. Cuando los niños creían que los secuestradores estaban indefensos cogieron las llaves y un día por la mañana abrieron aquellos grandes portones que cerraban la casa con muchísimo esfuerzo ya que, como llevaban mucho tiempo sin abrirse y pesaban muchísimo, resultaba casi imposible abrirlos. Una vez en el exterior Nick corrió hacia los cubos de basura, Peter no llegaba así que Nick se agobió mucho y justo cuando se disponía a ir a la casa de Peter apareció corriendo, se le veía cansado y sudaba muchísimo pero sin preguntar los dos salieron corriendo de allí cuando un señor les vio como iban vestidos y lo sucios que iban les ofreció ayuda y les dijo que adónde iban. Estos contestaron que iban a la policía y luego le fueron contando su historia así que cuando acabaron de contárselo el señor se ofreció a llevarles el mismo.
Cuando llegaron a la policía le contaron toda su historia e inmediatamente un grupo de policías partió hacia las casas de los niños para detener a los secuestradores. Cuando ya habían detenido a los secuestradores y los niños estaban más tranquilos, el señor que les había salvado pidió la custodia de los niños, sabía cómo se sentían porque el pasó por una situación parecida. Le concedieron la custodia ya que tenía un buen trabajo, una familia estable y una buena situación económica.
Un tiempo después de que le concedieran la custodia los niños ya iban a un buen colegio, vivían con el señor que les ayudó y tenían amigos y una familia. Nick estaba aprendiendo a leer y a escribir y había cumplido su sueño y Peter prosiguió con sus estudios porque ya había estudiado antes.
Años después Nick y Peter eran unos buenos hombres con una divertida familia y un buen trabajo y ambos habían cumplido sus sueños.



GONZALO MERINO ANTÓN
1º A ESO


No hay comentarios:

Publicar un comentario