LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA Y EL REAL MADRID

Manolo, además de ser  profesor de Lengua y Literatura en el colegio, es un gran aficionado al deporte (perteneció al equipo de fútbol-sala de profesores del colegio varios años). Hoy nos deleita con su prosa en este artículo relacionando estos dos temas tan dispares. Disfrutadlo, es genial.



LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA Y EL REAL MADRID

En estos momentos estoy escribiendo una oración compuesta que tendrá dos o tres oraciones subordinadas en función de lo que quiera alargarme. Para pronunciar o escribir una frase tan tonta es necesario una comprensión lingüística notable. No somos conscientes de la cantidad de recursos lingüísticos que utilizamos al cabo del día en la comunicación. Para pedir que un chico/a estudie más o que no regrese tarde a casa el sábado por la noche, ponemos en pie un rascacielos de complejidades verbales.
Apliquemos esto al fútbol. Llevar el balón de una parte a otra e introducirlo entre los palos de una portería se parece mucho al proceso de construcción de una oración compleja. Cuanto más larga es la frase (o la jugada) más necesarias son las emociones y las reglas sintácticas. No basta con elegir bien los sustantivos y los adjetivos (o los jugadores). Las conjunciones y las preposiciones , pese a su aparente modestia, son tan esenciales como la rótula en la pierna de un jugador o el codo en el brazo. Una oración bien construida es un cuerpo lleno de huesecillos gramaticales que el hablante no necesita conocer para que el cuerpo funcione como Dios manda. Tampoco estamos pendientes de la concordancia, salvo en el caso de que algún entrenador extranjero dijera que “las jugador está enfada porque no cobraría el nómina de la mes”.
Si trasladamos esta metáfora al juego del Real Madrid, podemos decir que este equipo a lo largo de los últimos años ha perdido competencia lingüística (aunque gane algo de vez en cuando). Tiene excelentes sustantivos y adjetivos (jugadores), pero le faltan conjunciones y preposiciones, o sea, dispone de una hermosa puerta, pero carece de bisagras. Estos jugadores saben dar puntapiés, o sea, pronunciar palabras aisladas, pero logran poco que los puntapiés de unos concuerden (concordancia) con los de los otros para hilar una frase. Quizá necesite más de un gramático o tal vez de un logopeda que de un entrenador. Dispone de excelentes jugadores y de un mayor presupuesto económico, pero cualquier equipo le puede poner las cosas muy difíciles. Es decir, que muchas veces el equipo no funciona como un conjunto estructurado. Y con esto no hago más que aplicar la teoría del estructuralismo lingüístico al fútbol: Saussure sostenía que la lengua es un sistema de signos interpendientes, de tal manera que el valor de cada uno de ellos no depende tanto de sí mismo cuanto de las relaciones que contrae con los demás.
Y ¿por qué necesita más de un gramático o un logopeda que de un entrenador? Porque ha cometido y, tal vez esté cometiendo, un fallo estrepitoso: su desorganización estructural, su falta de vertebración interna como un todo orgánico; o, dicho de otro modo: las individualidades del Madrid no han funcionado sistemáticamente, no han construido un todo organizado; del mismo modo que la descoordinación de las estructuras lingüísticas entre sí hundiría cualquier tipo de comunicación verbal. Las palabras sueltas (dícese de los “puntapiés” en el fútbol) necesitan de las conjunciones y preposiciones y de los elementos de cohesión (los “jugones” se dice ahora) o de los huesecillos citados anteriormente. La similitud metafórica que existe entre una frase bien construida y una jugada de fútbol bien articulada es, pues, evidente. De la conveniente interrelación de los jugadores – cada uno con unas determinadas funciones (como las palabras) en el equipo y sobre el terreno de juego, en razón de las funciones de los demás jugadores – dependerá el éxito de una jugada.
En definitiva, el Madrid necesita más de preposiciones y conjunciones , además de que estas son más baratas. Una idea para D.Florentino. Dicho sea todo con el mayor respeto y sin ningún forofismo.
Manolo Andrés.

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