Raúl Urbina es filólogo, profesor de la UBU, padre de alumno de nuestro colegio y aficionado al deporte. Cuando le propusimos colaborar en nuestro blog tardó unos cinco segundos en aceptar. Muchas gracias por el magnífico artículo. Nos encanta que vivas del cuento...
VIVIENDO
DEL CUENTO
Raúl
Urbina Fonturbel
Es
difícil saber cuándo surge la auténtica afición por la lectura,
pero seguro que el primer gran momento, para mí, fue el placer de
leer tebeos. Los tebeos me acompañaron desde que casi no sabía
leer, apoyándome más en la imagen que en el texto, hasta que pude
degustar todo el humor y la acción que pude encontrar en Mortadelo,
Astérix
y El Capitán
Trueno.

Otro
de los grandes avances en mi afición de lector se lo debo a alguien
bien conocido en este colegio: Manolo Andrés. Manolo fue para mí el
gran profesor de Literatura que provocó que no solo leyese de forma
extensa y apasionada, sino que, además, lo hiciese de forma
profunda. Ahí nació mi auténtica vocación, que fue la de
dedicarme profesionalmente al mundo de la literatura, la lengua y la
comunicación.

La
pasión se convirtió en profesión y la profesión en un compromiso:
conseguir que la lectura fuese una vocación para mis alumnos. En los
años que pasé como profesor de secundaria y bachillerato, mi
propósito fue que mis alumnos descubrieran que la lectura era algo
demasiado importante como para dejarlo olvidado en el rincón de lo
anecdótico. Y, ahora, para mi gran satisfacción, tengo antiguos
alumnos que son escritores, profesores o, simplemente, aficionados a
la lectura que descubrieron a los grandes entre los grandes por ese
milagro del aprendizaje por contagio.
Desde
hace ya tiempo, como profesor universitario, sigo intentando que el
mundo de la comunicación sea un poco más cercano para todo el que
se acerque a mis aulas. Como lector, siempre me ha gustado alternar
entre lo clásico y lo contemporáneo, entre lo novedoso y lo
tradicional, entre lo vanguardista y lo comercial. Nunca me ha
parecido acertado mantener la lectura encerrada en una torre de
marfil a la que solo puedan acceder unos pocos elegidos, distantes
siempre del resto de “la gente”.
Desde
hace unos cuantos años, decidí dar un último paso en este camino,
que es el paso hacia la escritura. He tenido la suerte de ser
guionista en un cortometraje con cierto recorrido en festivales
cinematográficos y, desde hace unos cuantos años, enredo palabras y
experiencias en el blog VerbaVolant,
que me hace descubrir cada día el valor que tiene escribir palabras
y, sobre todo, el valor que tienen los lectores cuando se enfrentan a
la gran aventura de vivir nuevas experiencias.
Ahora
conocemos, gracias a los descubrimientos de la neurología, el
fenómeno de la plasticidad cerebral: nuestro cerebro va amoldándose
a nuestro conocimiento y a nuestras vivencias. Sabemos que nuestra
mente, leyendo ficción, vive las situaciones leídas de un modo muy
parecido a las de aquellos que viven esas experiencias en el mundo
real. Por lo tanto, no es un tópico decir que la lectura nos
impregna de vida, que la lectura es un viaje lleno de placeres
interminables. Eso, para mí, es lo que significa vivir del cuento.
En todos los sentidos del término.
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